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        Las fronteras del género

        Las fronteras del género

         

        La moda es dinámica y su evolución refleja cambios socioculturales. 

        En definitiva, la moda es parte de nuestra identidad.

        Dentro del dinamismo que caracteriza a la moda hay un punto que se ha mantenido estático a lo largo del tiempo: las fronteras del género. 

        Durante años, y me atrevo a decir siglos, la sociedad ha dictado pauta en la manera que se concibe la figura binaria mujer/hombre. Esta concepción ha influido ampliamente en la manera en cómo nos comportamos incluso hasta el día de hoy, y por supuesto, también en cómo deberíamos vestirnos. 

        Lo interesante es que en el último tiempo hemos evidenciado cómo la creación social de lo masculino y lo femenino se ha ido diluyendo en el terreno de la moda. Hemos sido testigos (y tal vez protagonistas) de la necesidad de desafiar aquellas normas establecidas en relación al género. 


        ¿Cómo damos el primer paso?

        Abordar el concepto del género en la moda no se trata de pensar en blanco o negro acerca de qué es lo correcto y qué es lo incorrecto. 

        Si la moda refleja aspectos socioculturales de un momento determinado, entonces una buena alternativa es saber apreciar con altura de miras lo que significa cada periodo histórico traducido en la moda. 

        Es fácil mirar hacia el pasado y realizar un juicio al respecto. Pero otra cosa es mirar el presente y tener una opinión de algo que aún permanece en desarrollo. La moda es un espacio de expresión que se sostiene de la creatividad, la libertad y la tolerancia. Y ese es el primer paso. 


        Hoy el desafío es desaprender

        Cuestionar los paradigmas con los que hemos crecido es un desafío necesario. 

        Mientras escribo hay una imagen que vuelve a mi cabeza de manera recurrente: una típica tienda de vestuario infantil en un mall en donde la mitad de la tienda es de color rosado y tiene la ropa de niña, y la otra mitad de la tienda es de color azul y tiene la ropa de niño. 

        Lo preocupante no es el paradigma en sí mismo, sino la facilidad en cómo pasan desapercibidos frente a nosotros. 

        Por otro lado, quienes estamos del lado creativo también tenemos mucho que desaprender. No debemos generalizar lo genderless en torno a prendas oversized en colores neutrales sino que aceptar que cualquier persona puede utilizar el color, textura o silueta que le acomode. 

        Y a partir de ahí ser un poco más como Coco Chanel, quien introdujo el pantalón (hasta ese momento únicamente utilizado por hombres) dentro del armario femenino. En definitiva, eliminar de nuestras mentes las barreras impuestas por el género. 


        La moda, mi identidad

        La moda es una potente herramienta de expresión, ¡usémosla a nuestro favor!

        ¿Qué pasaría si al entrar a una tienda no tuviéramos la clásica (y anticuada) división “Sección Mujer” y “Sección Hombre”? 

        Yo creo que sería increíble. Recorrer estantes y percheros hasta que esa prenda maravillosa te elige a ti, sin importar las etiquetas ni los estereotipos. 

        Pensar desde la género-neutralidad no es quedarse sin identidad. Por el contrario, nos deja un espacio para expresar nuestra individualidad desde la tolerancia y el respeto.

        En esencia es encontrar aquello que nos hace sentir cómodos y únicos.